Contaminación lumínica, aviones con miles de alemanes deseando tostarse al maravilloso sol de Mallorca ... nos gustaba el lugar, el árbol, la compañía ... ya, y tendría que poner un filtro cálido para iluminar ... todo esto lo arreglamos en la tertulia mientras comíamos una insuperable ensaimada de higos ... a la salud de todos los Pedros y en particular a la de nuestro Peter.
Lo pasamos bien, y como siempre aprendimos algo nuevo, en esta ocasión a tener que encuadrar y enfocar en una auténtica pendiente que pasaba factura al cabo de un rato a nuestras cervicales. De cualquier forma, queda patente la magia de ese cielo estrellado y la blanca estela de la Vía Lactea. Sin duda hay que repetir estas salidas nocturnas.
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